La Amenaza de la Pasividad: Recuperar la Auténtica Hombría en una Cultura Antihombre
En un mundo cada vez más hostil a la masculinidad, los hombres se enfrentan a una amenaza sutil pero insidiosa: la pasividad. Las Escrituras llaman a los hombres a un nivel superior -valiente, resuelto y firme-, pero la cultura actual celebra a menudo una masculinidad débil y pasiva que deja a los hombres a la deriva. Inspirado en la verdad bíblica y en mi libro Abandona la cuevaquiero contrastar la hombría auténtica con la versión falsificada que vende la sociedad, instando a los hombres a elevarse por encima de la marea.
La pasividad no es neutralidad, es rendición.
1. El designio de Dios: Los hombres como guerreros, no como espectadores
Génesis 2:15 revela la intención original de Dios para con el hombre: «El Señor Dios tomó al hombre y lo puso en el Jardín del Edén para que lo trabajara y lo guardara». Las palabras hebreas «trabajar» (abad) y «guardar» (shamar) implican una administración activa y una protección vigilante, no una contemplación pasiva. Adán era un guerrero-jardinero, encargado de cultivar la vida y protegerla del caos. Contrasta esto con la caricatura moderna de la masculinidad: sin rumbo, apática y desvinculada. La cultura susurra que los hombres deben retraerse, disculparse por su fuerza o adormecerse con el entretenimiento. La pasividad no es neutralidad: es rendición.
2. La caída en la pasividad: El silencio de Adán
Cuando la serpiente tentó a Eva, ¿dónde estaba Adán? Génesis 3:6 señala que estaba «con ella» pero en silencio. Su pasividad abrió la puerta a la devastación del pecado. La cultura anti-hombre de hoy amplifica este fracaso, avergonzando a los hombres para que no actúen. Los medios de comunicación los presentan como tontos torpes o amenazas tóxicas, erosionando su confianza para liderar. En Abandona la cuevaescribo sobre los hombres atrapados en la oscuridad, que se niegan a salir a la luz del propósito. La hombría auténtica rechaza esta parálisis, haciéndose eco de Cristo, que, en Juan 10:11, se declara el Buen Pastor, dando Su vida por las ovejas, sin retroceder ante los lobos.
3. Fuerza en el servicio, no en el egoísmo
La cultura vende una masculinidad débil obsesionada con el scroll sin fin, el porno o los placeres fugaces. Pero Proverbios 16:32 exalta al hombre que «gobierna su espíritu» sobre el que conquista ciudades. La verdadera fuerza no es dominante ni indulgente; es sacrificada. Jesús lavó los pies (Juan 13:14-15), mostrando poder a través del servicio. Los hombres pasivos persiguen la comodidad, pero los auténticos abrazan la disciplina, construyendo familias, comunidades y legados. La narrativa antihombre teme esta fuerza, tachándola de opresiva, pero es la base del florecimiento.
4. Valor para enfrentarse, no para conformarse
Josué 1:9 ordena, «Sé fuerte y valiente. No tengas miedo ni desmayes, porque el Señor, tu Dios, está contigo». La masculinidad pasiva se ajusta a las corrientes culturales, evitando el conflicto para mantener la paz. Pero la paz a costa de la verdad es cobardía. En Abandona la Cuevadesafío a los hombres a que se enfrenten a lo salvaje -dudas internas, presiones externas- y salgan decididos. La cultura actual ridiculiza la convicción, pero la hombría auténtica se mantiene firme, diciendo la verdad con amor (Efesios 4:15), incluso cuando es impopular.
5. Propósito sobre la deriva
Efesios 2:10 declara que los hombres son «creados en Cristo Jesús para buenas obras, que Dios preparó de antemano». La pasividad va a la deriva, carente de visión, mientras que la virilidad auténtica persigue un propósito. La cultura antihombre se nutre de hombres que desperdician su potencial: adictos a las pantallas, ausentes de sus familias o perdidos en el escapismo. Sin embargo, las Escrituras llaman a los hombres a liderar como maridos, padres y mentores. Como señalo en Salir de la cavernasalir de la oscuridad significa entrar en la misión de Dios. La pasividad priva a los hombres de esta vocación; el propósito la restaura.
El coste de la pasividad
La cultura antihombre no sólo ataca la masculinidad: explota su ausencia
Hay mucho en juego. Los hombres pasivos dejan a las esposas desprotegidas, a los hijos sin guía y a las sociedades desmoronándose. La cultura antihombre no sólo ataca la masculinidad, sino que explota su ausencia. Los hombres débiles no construyen nada; los hombres fuertes forjan el futuro. Romanos 12:2 exhorta, «No os conforméis a este mundo, sino transformaos mediante la renovación de vuestra mente». La auténtica masculinidad no es tóxica: es redentora.
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Levantaos, hombres. El mundo necesita guerreros, no vagabundos.
Neil Kennedy es el fundador de FivestarMan, un movimiento dedicado a despertar el espíritu emprendedor de los hombres y a levantar un movimiento de hombres que persigan la Hombría Bíblica/Auténtica.