El espíritu antihombre: el asalto contra la humanidad
En el principio, Dios creó a la humanidad a Su imagen: hombre y mujer los creó (Génesis 1:27). Este proyecto divino estableció al «hombre» no sólo como un género, sino como la esencia colectiva de la humanidad, portadores de la semejanza de Dios y encargados de administrar la creación. Sin embargo, desde el Jardín del Edén en adelante, una fuerza adversaria ha intentado socavar este diseño sagrado. Yo lo llamo el Espíritu Antihombre, una entidad engañosa que se hace eco del astuto susurro de la serpiente: «¿Dijo Dios realmente?» (Génesis 3:1). Este espíritu libra una guerra no sólo contra los individuos, sino contra los fundamentos mismos de la identidad, el propósito y el florecimiento humanos, tal como se describen en las Escrituras.
Basándose en verdades bíblicas, este artículo explora cinco asaltos clave del Espíritu Antihombre contra la humanidad. Ataca la semilla de la vida mediante el infanticidio disfrazado de elección; socava el matrimonio redefiniendo la lujuria como amor; erosiona la auténtica virilidad mediante la confusión de identidad del transgenerismo; frustra el dominio del hombre sobre la tierra con estafas medioambientales; y devalúa las benditas funciones de la mujer como esposa y madre. Al desentrañarlas, recuerda que «antihombre» abarca tanto al varón como a la mujer, pues el objetivo del espíritu es la destrucción de los portadores de la imagen de Dios. Mediante el discernimiento y las Escrituras, podemos resistir a este enemigo y reclamar nuestra vocación divina.
1. El ataque del espíritu antihombre a la semilla de la vida: el infanticidio disfrazado de elección
En el corazón del mandato de Dios a la humanidad está la orden de «fructificad y multiplicaos» (Génesis 1:28). No se trata de una mera sugerencia, sino de un reflejo de la naturaleza vivificadora de Dios. Sin embargo, el Espíritu Antihombre ataca este núcleo promoviendo el infanticidio bajo el disfraz de la «elección», concretamente mediante el aborto. Bíblicamente, la vida comienza en el vientre materno, como se ve en el Salmo 139:13-14: «Porque tú creaste mi ser íntimo; me tejiste en el vientre de mi madre. Te alabo porque he sido creado de forma admirable y maravillosa». El niño no nacido no es un mero grupo de células, sino una persona formada por la mano de Dios.
Este espíritu emplea la mendacidad, tergiversando la verdad para justificar la destrucción. Susurra que el aborto es un derecho de la mujer, una elección personal libre de consecuencias morales, ignorando la realidad bíblica de que los niños son una herencia del Señor (Salmo 127:3). Históricamente, esto se hace eco de antiguas prácticas paganas como el sacrificio de niños a Moloc (Levítico 18:21), donde la conveniencia enmascaraba la brutalidad. Hoy, el Espíritu Antihombre utiliza eufemismos como «salud reproductiva» para sanear el acto, pero las Escrituras lo llaman por su nombre: derramamiento de sangre inocente, que Dios odia (Proverbios 6:16-17).
Considera el impacto social. Las tasas de aborto en todo el mundo han provocado la pérdida de millones de vidas potenciales, perturbando familias y demografías. Sólo en EEUU, desde la anulación de Roe contra Wade, los debates arrecian, pero el espíritu persiste, enmarcando las restricciones como ataques a la libertad. Sin embargo, la verdadera libertad se alinea con la ley de Dios, no con la rebelión contra ella. El Espíritu Antihombre se aprovecha de la vulnerabilidad -presiones económicas, miedo o desinformación- convenciendo a las mujeres de que poner fin a la vida es darles poder. Bíblicamente, esto es un engaño; el empoderamiento proviene de confiar en la provisión de Dios, como en la historia de Ana, que rezó pidiendo un hijo y recibió a Samuel (1 Samuel 1).
Para combatirlo, debemos afirmar la santidad de la vida desde la concepción. Las iglesias y las comunidades deben apoyar a las madres, ofreciendo alternativas como la adopción, haciéndose eco de la llamada de Santiago 1:27 a cuidar de los huérfanos. Desenmascarando la mentira de la «elección» como velo para la destrucción, resistimos al Espíritu Antihombre y honramos a la Semilla de la Vida.
2. El ataque del espíritu antihombre contra el matrimonio: Promoviendo relaciones antinaturales como amor
El diseño de Dios para el matrimonio es claro: una unión entre un hombre y una mujer, que refleja la relación de Cristo con la Iglesia (Efesios 5:31-32). «Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne» (Génesis 2:24). El Espíritu Antihombre asalta esta institución sagrada promoviendo todas las formas de homosexualidad y relaciones sexuales antinaturales, etiquetando engañosamente la lujuria pervertida como «amor».
Las Escrituras lo abordan de forma inequívoca: Romanos 1:26-27 describe las relaciones entre personas del mismo sexo como «contrarias a la naturaleza», resultado de cambiar la verdad de Dios por una mentira. Levítico 18:22 y 20:13 prohíben tales actos, no por odio, sino para preservar el florecimiento humano. La estrategia del espíritu es mendaz, cooptando la palabra «amor» para justificar el pecado, de forma muy similar a la tentación de la serpiente en el Edén. Sostiene que los sentimientos triunfan sobre el orden divino, lo que lleva a redefiniciones sociales del matrimonio, como se ha visto en los cambios legales en todo el mundo desde principios de la década de 2000.
Este ataque fragmenta a las familias, los pilares de la sociedad. Los niños prosperan en hogares con padre y madre, como afirman los estudios, pero el espíritu impulsa narrativas de «igualdad» que ignoran las realidades biológicas y bíblicas. Se extiende a la poligamia, el poliamor y otras desviaciones, erosionando la fidelidad. Jesús reafirmó el Génesis en Mateo 19:4-6, haciendo hincapié en la complementariedad hombre-mujer.
El engaño se profundiza con desfiles del orgullo y representaciones mediáticas que glorifican estos estilos de vida, silenciando la disidencia como «intolerancia». Pero el amor bíblico dice la verdad en gracia (Efesios 4:15). El Espíritu Antihombre pretende esterilizar a la humanidad, impidiendo la procreación y pervirtiendo la intimidad destinada a la alianza.
La resistencia implica defender el matrimonio bíblico mediante la enseñanza, el asesoramiento y el ejemplo personal. Como creyentes, extendemos la compasión a quienes luchan, señalando la redención en Cristo, que transforma los deseos (1 Corintios 6:9-11). Al rechazar la mentira de la lujuria como amor, salvaguardamos la santidad del matrimonio.
3. El Ataque del Espíritu Antihombre contra la Hombría Bíblica: Transgenerismo y Engaño de la Identidad
La virilidad, bíblicamente, es la imagen en sombra de Dios: fuerte, protectora y con propósito (Génesis 1:26-27). Los hombres están llamados a dirigir familias, proveer y reflejar la autoridad de Dios (Efesios 5:23). El Espíritu Antihombre contrarresta esto con el transgenerismo, una táctica engañosa que cuestiona la identidad: «¿Realmente Dios te hizo hombre o mujer?».
Este movimiento afirma que el género es fluido, una construcción social, y fomenta las cirugías y las hormonas para «alinear» el cuerpo con los sentimientos. Sin embargo, el Salmo 139:14 declara que estamos maravillosamente hechos; alterar la creación desafía al Creador. Deuteronomio 22:5 advierte contra el travestismo, que simboliza el rechazo de los papeles dados por Dios.
La mendacidad del espíritu consiste en prometer la plenitud mediante la transición, pero las estadísticas muestran un aumento de la depresión y el suicidio tras el procedimiento, lo que pone de manifiesto la mentira. Se dirige a los jóvenes, confundiéndolos en medio de la pubertad, haciéndose eco de los ataques de Satanás contra la identidad de Jesús: «Si eres Hijo de Dios…» (Mateo 4:3). Las escuelas y los medios de comunicación amplifican esto, normalizando los espectáculos de travestis y los pronombres, erosionando la esencia de la hombría.
Este ataque debilita a la sociedad; los hombres fuertes construyen civilizaciones, como se ve en héroes bíblicos como David o Josué. Al feminizar a los hombres o masculinizar a las mujeres, el espíritu difumina las líneas, lo que conduce al caos. Incluye la emasculación mediante la pornografía o la pasividad, diluyendo aún más la auténtica hombría.
Para contrarrestar, afirma la identidad bíblica: «Varón y hembra los creó». Mentoriza a los hombres jóvenes en virtudes como el valor y la integridad (Proverbios 31:23, aunque para los maridos). Las iglesias deben discipular, rechazando las presiones culturales. A través de Cristo se encuentra la verdadera identidad, no en la autorreinvención, sino en la entrega (Gálatas 2:20).
4. El ataque del espíritu antihombre contra el propósito del hombre: la estafa del calentamiento global
El mandato de Dios incluye someter la tierra y ejercer el dominio (Génesis 1:28). La humanidad debe cultivar los recursos de forma responsable, como administradores (Génesis 2:15). El Espíritu Antihombre subvierte esto con la estafa de que los recursos de la Tierra se están agotando y el hombre la está destruyendo, principalmente mediante la narrativa del «calentamiento global».
Este engaño plantea el cambio climático como una amenaza existencial causada por la actividad humana, que exige el control de la población y el racionamiento de los recursos. Esta falsa narrativa prepara el terreno para el democidio y el genocidio, o como lo venderán como una «limpieza» de derechistas. Sin embargo, las Escrituras aseguran la soberanía de Dios sobre la creación: «Mientras la tierra permanezca, no cesarán la siembra y la cosecha, el frío y el calor, el verano y el invierno, el día y la noche» (Génesis 8:22). Los datos históricos muestran fluctuaciones climáticas anteriores a la industrialización, lo que desacredita los mitos del hombre como destructor.
La táctica del espíritu es el alarmismo, utilizando modelos manipulados para predecir el desastre, haciéndose eco de las palabras de los falsos profetas (Jeremías 23:16). Promueve agendas como los impuestos sobre el carbono o los acuerdos ecológicos, sofocando la innovación y el dominio. Bíblicamente, la abundancia es la promesa de Dios (Salmo 104:14-15); los miedos a la escasez lo contradicen.
Este ataque obstaculiza la multiplicación, sugiriendo menos hijos para «salvar el planeta». Idolatra a la Tierra por encima del Creador (Romanos 1:25), lo que conduce al ecofascismo. La verdadera administración equilibra el uso y el cuidado, como en los años sabáticos de Levítico 25.
La resistencia implica la búsqueda de la verdad y el dominio fiel: innovar de forma sostenible sin pánico. Confiar en la provisión de Dios, rechazando la estafa que socava el propósito humano.
5. El ataque del espíritu antihombre contra las mujeres: Disminución de los papeles de esposa y madre
Las mujeres, como co-imagen-portadoras, son bendecidas en los papeles de esposa y madre (Génesis 3:20; Proverbios 31). El Espíritu Antihombre ataca sugiriendo que éstas son menores, impulsando el arribismo o la independencia como superiores.
Las Escrituras celebran la maternidad: «Los hijos son su recompensa» (Salmo 127:3). Las esposas son ayudantes (Génesis 2:18), compañeras vitales. El espíritu devalúa esto, tachando de opresivas las tareas domésticas, promoviendo un feminismo que enfrenta a los géneros.
Esta mentira conduce al retraso de las familias, al arrepentimiento y al declive de la sociedad. Tito 2:4-5 insta a amar a los maridos y a los hijos; ignorar esto trae el vacío.
Combate honrando el papel de la mujer y apoyándola a través de la comunidad. En Cristo, la igualdad existe sin tachaduras (Gálatas 3:28).
Conclusión: Recupera tu Llamada Divina
Los ataques del Espíritu Antihombre están interconectados, con el objetivo de desmantelar el designio de Dios. Pero la victoria está en Cristo, que derrotó a la serpiente (Génesis 3:15). Mantente firme en las Escrituras, resiste al engaño.