Cómo convertir tu «algún día» en «ahora
La vida es dura, ¿verdad? Soñamos a lo grande, pero con demasiada frecuencia esos sueños se quedan estancados en «algún día». Como hombres de fe, la Biblia nos muestra cómo convertir los sueños en pasos reales. Proverbios 16:9 dice: «Nosotros hacemos nuestros planes, pero el Señor guía nuestros pasos». Fijar metas no es hacerlo solo: es alinearse con el plan de Dios, desde los grandes sueños hasta lo que haces ahora mismo.
He sido mentor de chicos en FivestarMan durante años, ayudándoles a vivir como hombres fuertes y auténticos basados en la Biblia. Mi herramienta, «Fijación de metas para el ahora», parte de tu gran sueño y lo descompone en acciones sencillas. Es como Habacuc 2:2: «Escribe claramente la visión para que puedas correr con ella». Vamos paso a paso. Piensa en ello como Josué reclamando la Tierra Prometida: mira a lo lejos, pero lucha en el combate de hoy. Esto funciona para la fe, el trabajo, la familia o la salud.
1. Objetivo de algún día: ¿Qué es lo que quieres hacer algún día?
Empieza por el panorama general. ¿Cuál es ese gran objetivo en tu corazón? Es tu legado, como Dios mostrando a Abraham las estrellas para su línea familiar (Génesis 15:5). Elige una cosa audaz.
Para mí, fue poner en marcha FivestarMan para ayudar a los hombres de todo el mundo. El tuyo podría ser escribir un libro, construir un negocio o guiar a tu familia fuerte en la fe. Escríbelo con sencillez. Somételo a Dios: «Si Tú quieres esto, Señor, haz que suceda para Tu gloria» (Santiago 4:13-15).
¿Por qué empezar aquí? Sin un gran objetivo, tus días van a la deriva. Te enciende, como la columna de fuego que guiaba a los israelitas (Éxodo 13:21). Se trata de la fe que dura para siempre.
2. Objetivo a cinco años: Basándote en tu objetivo de algún día, ¿qué puedes hacer en los próximos cinco años?
Acércate ahora. Elige un paso para los próximos cinco años. Es como cuando David pasó de pastorcillo a guerrero en el ejército de Saúl (1 Samuel 16-18).
Si tu gran objetivo es un ministerio, quizá terminar la escuela bíblica y fundar un grupo pequeño en cinco años. Para la libertad monetaria, paga las deudas y ahorra. Hazlo claro y factible. Eclesiastés 3:1 dice que hay un tiempo para todo, así que planta las semillas ahora.
Esto te pone en movimiento. Cinco años es lo suficientemente cerca para sentirlo real, pero lo suficientemente largo para un gran cambio. Reza: «Dios, guía mis pasos» (Salmo 37:23). Sin excusas: elige una cosa y ponte en marcha.
3. Objetivo a un año: Basándote en tu objetivo a cinco años, ¿qué puedes hacer este año?
Acércate. Divídelo en un año. Es como las estaciones en la Biblia: plantar, crecer, cosechar (Génesis 8:22). Pablo avanzaba cada año, aspirando al premio (Filipenses 3:14).
Si cinco años es un grado, este año termina fuerte las primeras clases. Para la salud, baja 9 kilos y ve al gimnasio con regularidad. Céntrate en una sola cosa.
Un año te resulta familiar: piensa en Año Nuevo o en los cumpleaños. Pero se trata de utilizar el tiempo sabiamente. Jesús rezaba por el pan de cada día (Mateo 6:11), pero también planificaba con antelación. Compruébalo cada pocos meses: ¿Vas por buen camino? Dios dirige como un río (Proverbios 21:1).
4. Objetivo mensual: Basándote en tu objetivo de un año, ¿qué puedes hacer este mes?
Ahora profundiza. Un mes son 30 días de duro trabajo, como los ciclos lunares que hizo Dios (Salmo 104:19). Nehemías reconstruyó los muros mes a mes: reunir, construir, luchar (Nehemías 2-6).
De tu objetivo para el año, elige una tarea este mes. Si el año es la lectura de la Biblia, haz ahora los cinco primeros libros. Para el trabajo, reúnete con cinco personas clave.
Aquí ves resultados rápidamente, lo que te hace seguir adelante. Es como saborear la bondad de Dios (Salmo 34:8). A final de mes, piensa: ¿Qué ha ido bien? Pide ayuda a Dios. Esto crea buenos hábitos.
5. Objetivo semanal: Basándote en tu objetivo mensual, ¿qué puedes hacer esta semana?
Las semanas tienen el ritmo de Dios: seis días de trabajo, uno de descanso (Éxodo 20:8-11). Jesús enseñaba y curaba en ráfagas semanales.
Toma tu objetivo del mes y haz un movimiento semanal. Si el mes es de forma física, haz tres ejercicios y planifica las comidas de esta semana. Para la fe, dirige una charla familiar.
Es fácil manejar una semana. Lo bastante corta para pasar de la basura, lo bastante larga para progresar. Como la hormiga que guarda la comida (Proverbios 6:6-8). Planifica los domingos, controla los viernes. Cuéntaselo a un amigo: los hombres se afilan unos a otros (Proverbios 27:17).
6. Objetivo diario: Basándote en tu objetivo semanal, ¿qué puedes hacer hoy?
Hoy cuenta. La misericordia de Dios es nueva cada mañana (Lamentaciones 3:22-23). Jesús dijo: «Trabaja mientras es de día» (Juan 9:4).
De la semana, elige una cosa hoy. Si escribes, haz 500 palabras ahora. Para la familia, anima a tu mujer.
Esto es mejor que sentirse estancado: un paso cada vez. Escucha hoy la voz de Dios (Hebreos 3:15). Reza por la mañana, dale gracias por la noche. Las pequeñas victorias se suman a lo grande.
7. Objetivo Ahora Mismo: Basándote en tu objetivo diario, ¿qué puedes hacer ahora mismo?
No esperes. Aprovecha cada oportunidad (Efesios 5:16). Sé fuerte: actúa ahora (Josué 1:9).
Si hoy toca ejercicio, coge tus zapatillas. Si es oración, hazla. Esto convierte la palabra en acción. No es tu fuerza, es el Espíritu de Dios (Zacarías 4:6).
Tío, esto no es sólo una lista: es caminar con Dios desde el sueño hasta ahora. Empieza, y Él te guiará.
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