Cómo tener poder espiritual

En un mundo lleno de caos, incertidumbre y batallas espirituales, todo hombre necesita una fuente de fuerza que trascienda lo natural. La Biblia revela un poderoso don disponible para todo creyente: un don que nos capacita para vivir victoriosamente, orar con eficacia y caminar en la plenitud del propósito de Dios. Este don es el Bautismo en el Espíritu Santo, un empoderamiento divino prometido por el propio Jesús. Como hombres que buscan vivir con fe auténtica, debemos comprender cómo recibir este don y permitir que transforme nuestras vidas. Exploremos esta verdad bíblica y los pasos prácticos para experimentarlo por nosotros mismos.

Jesús instruyó a todos los creyentes para que recibieran el Espíritu Santo como un don del Padre

Antes de ascender al cielo, Jesús dio a Sus seguidores una directiva clara: esperar la promesa del Padre. En Lucas 24:49, dijo «Voy a enviaros lo que mi Padre ha prometido; pero quedaos en la ciudad hasta que seáis revestidos de poder desde lo alto». Esta promesa se cumplió el Día de Pentecostés, cuando el Espíritu Santo descendió sobre los discípulos en un despliegue espectacular de poder (Hch 2,1-4). Pero no fue un acontecimiento único reservado a la iglesia primitiva: es un don disponible para todos los que creen.

Jesús reforzó esto en Juan 7:38-39, declarando, «A todo el que crea en mí, como dice la Escritura, le brotarán ríos de agua viva». Juan explica que hablaba del Espíritu, que recibirían los creyentes. El Bautismo en el Espíritu Santo no es un añadido opcional; es una parte vital de la vida cristiana, un don del Padre para equiparnos para toda buena obra. Como hombres, estamos llamados a dirigir, proteger y proveer, no sólo en el ámbito físico, sino también en el espiritual. El Espíritu Santo nos capacita para hacerlo con fuerza divina.

Todos los ejemplos de recepción del don se demostraron hablando en lenguas

Cuando examinamos el Libro de los Hechos, surge un patrón coherente: los que recibieron el Bautismo en el Espíritu Santo hablaban en lenguas como prueba inmediata de esta llenura. En Pentecostés, los discípulos «comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les capacitaba» (Hch 2,4). En Hechos 10:44-46, cuando el Espíritu Santo cayó sobre Cornelio y su familia, «los creyentes circuncisos que habían venido con Pedro se asombraron de que el don del Espíritu Santo se hubiera derramado incluso sobre los gentiles. Porque les oían hablar en lenguas y alabar a Dios».

De nuevo, en Hechos 19:6, cuando Pablo impuso las manos sobre los creyentes efesios «el Espíritu Santo descendió sobre ellos, y hablaban en lenguas y profetizaban». Este lenguaje sobrenatural no es una invención humana: es un don celestial, un signo de la presencia y el poder del Espíritu. Para el creyente moderno, ésta sigue siendo la prueba bíblica de haber recibido el Bautismo en el Espíritu Santo. No se trata de emocionalismo o exageración; se trata de alinearse con la Palabra de Dios y la experiencia de la Iglesia primitiva.

Propósitos de hablar en lenguas

¿Por qué nos concede Dios este don? La Biblia revela múltiples propósitos, cada uno diseñado para fortalecernos individual y colectivamente como cuerpo de Cristo.

Como señal para los incrédulos

En 1 Corintios 14:22, Pablo escribe, «Las lenguas, pues, son una señal, no para los creyentes, sino para los incrédulos». Cuando los incrédulos son testigos de lo sobrenatural -algo que va más allá de la explicación humana-, les señala la realidad de Dios. En Pentecostés, la multitud se maravilló al oír a los discípulos hablar en sus propias lenguas (Hch 2,6-8), lo que impulsó a Pedro a predicar el Evangelio. Como hombres, nuestras vidas deben ser un testimonio del poder de Dios, y hablar en lenguas puede servir de audaz declaración de Su presencia.

Demostración Corporativa para Interpretación

En un entorno reunido, las lenguas pueden ir acompañadas de interpretación, edificando a la iglesia. Pablo instruye en 1 Corintios 14:13, «Por eso el que habla en lenguas debe orar para que le interpreten lo que dice». Este uso público edifica el cuerpo, proporcionando ánimo, revelación o dirección según nos guíe el Espíritu. Es un recordatorio de que no somos llaneros solitarios: nuestros dones están destinados a bendecir a los demás.

Edificación personal

Judas 1:20 nos exhorta, «Pero vosotros, queridos amigos, edificándoos en vuestra santísima fe y orando en el Espíritu Santo». Hablar en lenguas fortalece nuestro hombre interior. Pablo dice «Todo el que habla en lenguas se edifica a sí mismo» (1 Corintios 14:4). En momentos de debilidad, confusión o agotamiento, este don se convierte en un salvavidas, que recarga nuestras baterías espirituales y nos alinea con la paz de Dios.

Intercesión, orar para que se cumpla la voluntad de Dios

Quizá el propósito más profundo se encuentre en Romanos 8:26-27: «El Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad. No sabemos por qué debemos orar, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros mediante gemidos sin palabras… conforme a la voluntad de Dios». Cuando oramos en lenguas, el Espíritu Santo ora a través de nosotros, intercediendo perfectamente por situaciones que quizá ni siquiera comprendamos del todo. Como hombres llamados a permanecer en la brecha, ésta es una poderosa herramienta para ver cómo se desarrolla la voluntad de Dios en nuestras familias, comunidades y más allá.

Instrucciones para recibir

Entonces, ¿cómo recibimos este don? El proceso es sencillo, pero se basa en la fe y la obediencia a las Escrituras.

Debes ser creyente en Cristo

El Espíritu Santo se da a los que han aceptado a Jesús como Señor y Salvador. Hechos 2:38 dice, «Arrepentíos y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados. Y recibiréis el don del Espíritu Santo». La salvación es el fundamento; sin ella, no se puede recibir el don.

Pide al Padre el don del Espíritu Santo

En Lucas 11:13, Jesús nos asegura, «Si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan!». Dios no es reacio: se complace en dar este don. Acércate a Él con fe infantil y pídelo con valentía.

Recibe

Recibir es un acto de fe. Cuando los discípulos fueron llenos, no esperaron a tener una sensación: abrieron la boca y hablaron según el Espíritu les daba que hablasen (Hch 2,4). No lo compliques demasiado. Confía en Dios, sométete a Su Espíritu y deja que fluyan las palabras. Puede que al principio no te resulte familiar, pero la fe va más allá de lo natural y se adentra en lo sobrenatural.

Acepta el reto de los 45 días

El Bautismo en el Espíritu Santo no es una experiencia que se vive una sola vez: es la puerta de entrada a un estilo de vida de fortalecimiento espiritual. Como hombres, estamos llamados a vivir con propósito, fuerza y audacia. Te invito a participar en el Reto de 45 días en FivestarMan.com. Durante los próximos 45 días, comprométete a buscar a Dios a diario para obtener este don. Reza, estudia las Escrituras que hemos explorado y da un paso al frente con fe para recibir la plenitud del Espíritu Santo. Escribe en un diario tus experiencias y observa cómo Dios empieza a actuar en tu vida.

El mundo necesita hombres con poder espiritual, hombres que recen con autoridad, dirijan con convicción y sean signos del poder de Dios. El Bautismo en el Espíritu Santo es tu herencia como creyente. No esperes ni un día más para reclamarlo. Visita FivestarMan.comúnete al desafío y entra en la vida que Dios ha destinado para ti.

Neil Kennedy es el fundador de FivestarMan, un movimiento dedicado a capacitar a los hombres para que vivan con autenticidad y determinación a través de principios bíblicos.