El apetito del obrero: Por qué los jóvenes necesitan trabajar

En Proverbios 16:26, la Biblia declara, “El apetito de los obreros trabaja para ellos; su hambre les impulsa a seguir adelante”. Esta antigua sabiduría habla directamente al corazón de la virilidad: el hambre de un hombre -su impulso, su ambición- es el combustible que le impulsa a trabajar, a construir y a llegar a ser todo aquello para lo que Dios le creó. Sin embargo, hoy nos enfrentamos a una realidad preocupante. Estudios recientes revelan que el 11% de los hombres jóvenes estadounidenses de entre 25 y 40 años no trabajan ni buscan trabajo. Eso son más de 7 millones de hombres en la flor de la vida, sentados al margen de la vida. ¿Qué está ocurriendo? ¿Por qué tantos hombres jóvenes optan por no trabajar? Creo que la respuesta está en la pérdida de esperanza -una creencia desvanecida en el Sueño Americano- y en una peligrosa deriva hacia la comodidad y la pereza que merma el apetito del trabajador.

Pero hay una forma mejor: una vida alimentada por una ambición sana, arraigada en el propósito de Dios, que llama a los hombres a levantarse, trabajar y reclamar su destino.

El hambre que nos impulsa

Dios diseñó a los hombres con una profunda reserva de propósito. En Génesis 2:15, vemos a Adán colocado en el Jardín del Edén “para trabajarlo y cuidarlo”. El trabajo no era una maldición; era una vocación, una asignación divina para cultivar y crear. El apetito del trabajador es algo más que un deseo de comida: es hambre de significado, de impacto, de una vida que importe. Cuando un hombre abraza esta hambre, le impulsa a construir una familia, una carrera, un legado. Es la chispa que alimenta al empresario, al artesano, al padre que se levanta temprano para proveer.

Pero algo está saciando esta hambre en nuestra cultura. La Oficina de Estadísticas Laborales informa de que los hombres de 25 a 54 años que no forman parte de la población activa dedican casi siete horas diarias al ocio: jugando a videojuegos, viendo la tele o desplazándose por las pantallas. Esto no es descanso; es retiro. Es lo contrario del mandato bíblico de Colosenses 3:23: “Hagas lo que hagas, esfuérzate en ello de todo corazón, como si trabajaras para el Señor”.

Cuando los hombres cambian el propósito por la pasividad, pierden el apetito que Dios implantó en sus almas.

La seducción de la comodidad y la pereza

Seamos sinceros: la comodidad es seductora. Nuestro mundo moderno ofrece un sinfín de distracciones: servicios de streaming, redes sociales y la promesa de gratificación instantánea. Para muchos jóvenes, la red de seguridad del apoyo familiar o de las prestaciones del gobierno hace que sea más fácil ir a la deriva que esforzarse. Pero la comodidad tiene un coste. Proverbios 19:15 advierte, “La pereza produce un sueño profundo, y el vago pasa hambre”. La pereza no es sólo falta de acción; es una inanición del alma. Adormece la ambición, embota la creatividad y erosiona la dignidad.

Lo he visto en los hombres de los que he sido mentor. Empiezan con sueños -un negocio, una familia, una vida de impacto-, pero en algún momento del camino se conforman con el sofá en lugar de la rutina. El Sueño Americano, antaño un faro de oportunidades donde el trabajo duro podía conducir a un hogar, una familia y un futuro, parece fuera del alcance de muchos. El aumento vertiginoso de los costes, la incertidumbre económica y una cultura que glorifica el ocio por encima del trabajo han hecho que los hombres se pregunten: “¿Para qué molestarse?”. Cuando se desvanece la esperanza, también lo hace el hambre de trabajar. Y cuando el hambre se desvanece, los hombres caen en un ciclo de apatía del que es difícil escapar.

El coste de la exclusión voluntaria

Las consecuencias de esta deriva son profundas. El trabajo no consiste sólo en pagar las facturas, sino en tener un propósito. Los estudios demuestran que los hombres con trabajo declaran tener mejor salud, matrimonios más fuertes y mayor satisfacción vital. Sin trabajo, los hombres pierden estructura, conexión y autoestima. El Milken Institute señala que los hombres que no trabajan tienen más probabilidades de divorciarse o no casarse nunca, y sus tasas de mortalidad son más elevadas. Dios creó a los hombres para comprometerse, conquistar retos, proveer y proteger. Cuando renunciamos, no sólo abandonamos un trabajo: abandonamos parte de nuestra identidad.

Pienso en las palabras del Faraón en Éxodo 5:17, acusando a los israelitas de ser “perezosos” cuando buscaban libertad para adorar. Al enemigo le encanta tergiversar la verdad, tachando de pereza el descanso o la lucha para mantener oprimidos a los hombres. Pero Dios nos llama a una norma más elevada. Él no ve el trabajo como un castigo, sino como un camino hacia un propósito. El apetito del trabajador nos impulsa a liberarnos de las cadenas de la comodidad y a entrar en la vida para la que fuimos hechos.

Ambición sana: El antídoto contra la apatía

Contrasta el atractivo de la pereza con el poder de la ambición sana. La ambición no es codicia; es el impulso dado por Dios para administrar tus dones y marcar la diferencia. En Mateo 25:14-30, la Parábola de los Talentos nos enseña que Dios confía a cada uno de nosotros recursos -tiempo, habilidades, oportunidades- y espera que los invirtamos sabiamente. Al siervo que enterró su talento por miedo le llamaron “malvado y perezoso”. Pero el que trabajó, el que se arriesgó, fue recompensado con: “Bien hecho, siervo bueno y fiel”.

La ambición sana tiene sus raíces en la fe. Es el valor de creer que Dios tiene un plan para tu vida, incluso cuando el mundo parece estar en tu contra. Es la disciplina de levantarse, presentarse y seguir adelante, confiando en que “el Señor renovará tus fuerzas” (Isaías 40:31). El Sueño Americano no ha muerto: se ha redefinido. Ya no se trata sólo de una valla blanca; se trata de construir una vida con un propósito, en la que tu trabajo glorifique a Dios y sirva a los demás.

He conocido a hombres que han redescubierto esta ambición gracias a FivestarMan. Un joven, atrapado en un trabajo sin futuro y que vivía con sus padres, se unió a nuestro Reto de 45 Días. Empezó a ver su trabajo como una vocación, no como una tarea. Al cabo de un año, puso en marcha un pequeño negocio, se mudó y empezó a asesorar a otras personas. Volvió a tener hambre porque conectó su trabajo con el propósito de Dios.

Recuperar el sueño americano

El Sueño Americano no es una garantía; es una búsqueda. Es la creencia de que con fe, esfuerzo y resistencia, puedes construir una vida que importe. Pero empieza por rechazar la mentira de que la comodidad es suficiente. Eclesiastés 5:3 dice, “Un sueño se consigue con mucha actividad”. Los sueños no se materializan deseándolos; se forjan trabajando. El apetito del trabajador es lo que convierte la visión en realidad.

Jóvenes, no sois víctimas de un sistema roto. Sois hijos de Dios, llamados a “trabajar de corazón” y dar forma al mundo que os rodea. Puede que la economía sea difícil, pero Filipenses 4:13 nos recuerda, “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. Tu trabajo -ya sea en una fábrica, una oficina o una startup- es un ministerio. Es una oportunidad de reflejar la creatividad de Dios, mantener a tu familia e inspirar a otros.

Las Cinco Pasiones de la Auténtica Hombría

En FivestarMan, enseñamos que todo hombre está cableado con cinco pasiones de corazón heroico: un espíritu aventurero, un impulso emprendedor, unas relaciones galantes, un carácter fiel y un alma generosa con una causa filantrópica. Estas pasiones alimentan el apetito del trabajador. Cuando las abrazas, despiertas la ambición de trabajar, de crecer, de liderar. Dejas de conformarte con menos y empiezas a esforzarte por conseguir lo mejor de Dios.

El trabajo compromete estas pasiones. Pone a prueba tu valor, agudiza tu mente, fortalece tu cuerpo y abre puertas para dar generosamente. No se trata de perseguir el dinero, sino de perseguir un propósito. Como dijo Theodore Roosevelt: “ De lejos, el mejor premio que ofrece la vida es la oportunidad de trabajar duro en un trabajo que merezca la pena”. Ése es el corazón de la auténtica hombría.

Paso a la acción: Acepta el reto de los 45 días

Jóvenes, es hora de reavivar vuestra hambre. No fuisteis creados para ir a la deriva por la vida; fuisteis hechos para trabajar, para construir, para prosperar. Si estás preparado para rechazar la comodidad, superar la pereza y encender una sana ambición, te invito a que aceptes el Reto de 45 Días FivestarMan en FivestarMan.com.

Durante los próximos 45 días, descubrirás las cinco pasiones de la virilidad auténtica y desbloquearás el propósito de Dios para tu vida. Este reto gratuito te proporciona orientación, recursos y un ejemplar de Hombre de cinco estrellas: Las cinco pasiones de la auténtica virilidad. Dominarás tus apetitos, despertarás tu destino y te acercarás más a Jesucristo. No es un programa, es un movimiento para resucitar el apetito del trabajador y recuperar el Sueño Americano.

No esperes más. Visita hoy mismo FivestarMan.com e inscríbete en el Reto de 45 Días. Tu hambre te llama. Respóndele.

Neil Kennedy es el fundador de FivestarMan y autor de FivestarMan: Las Cinco Pasiones de la Hombría Auténtica. Lleva más de 40 años promoviendo la Palabra de Dios y desafiando a los hombres a perseguir una hombría auténtica.