Cinco razones por las que la incoherencia es la muerte del impulso
La incoherencia puede considerarse un escollo que impide el progreso y el impulso en la vida espiritual, las relaciones y el propósito de cada uno. He aquí cinco razones por las que la incoherencia puede conducir a la «muerte» del impulso, basadas en principios bíblicos:
1. La incoherencia socava la fidelidad
La Escritura subraya el valor de la constancia: «Mantengamos firme la confesión de nuestra esperanza sin vacilar, porque fiel es el que lo prometió» (Hebreos 10:23). La incoherencia refleja una falta de fiabilidad, que detiene el impulso al erosionar la confianza en Dios, en nosotros mismos o en los demás. Un compromiso vacilante interrumpe el crecimiento constante que alimenta la fidelidad.
2. La incoherencia genera dudas y confusión
Santiago 1:6-8 advierte que una persona de doble ánimo es «inestable en todos sus caminos». La incoherencia crea incertidumbre, dispersando el enfoque y la energía. El impulso se nutre de la claridad y el propósito, pero la duda aparece cuando las acciones o las creencias cambian de forma impredecible, deteniendo el movimiento hacia delante.
3. La incoherencia debilita la disciplina
Pablo compara la vida cristiana con una carrera que requiere disciplina: «Disciplino mi cuerpo y lo mantengo bajo control, no sea que después de predicar a otros yo mismo quede descalificado» (1 Corintios 9:27). La incoherencia rompe el ritmo de la disciplina, minando la fuerza necesaria para mantener el impulso hacia una meta.
4. La incoherencia deshonra el compromiso con la llamada de Dios
Jesús enseñó, «Nadie que ponga la mano en el arado y mire hacia atrás es apto para el reino de Dios» (Lucas 9:62). La incoherencia -empezar con fuerza pero vacilar- demuestra falta de determinación. El impulso muere cuando no cumplimos los compromisos que Dios pone ante nosotros, ya sea en el servicio, en las relaciones o en el crecimiento personal.
5. La incoherencia invita al estancamiento en lugar del crecimiento
Apocalipsis 3:15-16 reprende la tibieza: «Conozco vuestras obras: no sois ni fríos ni calientes… Así que, como eres tibio… te escupiré de mi boca». La incoherencia nos mantiene en un tibio término medio, impidiendo la búsqueda apasionada de la voluntad de Dios. Sin celo, el impulso se estanca y la vitalidad espiritual se desvanece.
Conclusión
La incoherencia acaba con el impulso al quebrantar la confianza, dispersar el enfoque, socavar la disciplina, deshonrar el propósito y fomentar el estancamiento, todo lo cual va en contra del camino firme y con propósito que las Escrituras nos llaman a seguir.
Acción
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