¿Cómo encuentro un propósito en mi carrera como cristiano?
Como hombre cristiano, es probable que hayas luchado con esto: ¿Le importa mi carrera a Dios? El ajetreo diario -fechas límite, reuniones, cuotas- puede parecer un trabajo secular, desconectado de la fe. Pero las Escrituras dan la vuelta a esa mentira. El trabajo no es sólo un sueldo; es una vocación, una llamada divina de Dios mismo. Colosenses 3:23 dice, «Todo lo que hagáis, trabajad de corazón, como para el Señor y no para los hombres». Tu carrera no está separada de tu fe: es un ámbito sagrado en el que vives tu elevada vocación. He aquí cómo encontrar un propósito en ella.
La Alta Vocación
La palabra «vocación» procede del latín vocare: llamar. No es una palabra de moda; es una verdad bíblica. Dios no creó a Adán para que estuviera ocioso: le dio trabajo: «cuidar y mantener» el jardín (Génesis 2:15). Antes de que entrara el pecado, el trabajo era un culto. Incluso después de la caída, sigue siendo un encargo divino. Seas carpintero, director general o programador, tu trabajo forma parte del plan de Dios. No es secular: es sagrado.
Antes de que entrara el pecado, el trabajo era adoración.
Demasiados hombres ven la fe sólo como un domingo y el trabajo como una supervivencia de lunes a viernes. Esa es una vida dividida, y agota el propósito. Efesios 2:10 dice «Somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano». Tu carrera es una de esas «buenas obras». No se trata de subir escaleras por ego, sino de responder a la llamada de Dios con tus manos, tu mente y tu corazón.
No es secular, es sagrado.
La empresa como misión
Piensa en grande: tu trabajo es un campo de misión. En FivestarMan, hablamos del impulso emprendedor, esa chispa dada por Dios para crear, resolver y construir. José no se limitó a administrar el grano del faraón; salvó naciones (Génesis 41:46-57). Daniel no se limitó a aconsejar a los reyes; forjó imperios para gloria de Dios (Daniel 2:48-49). Tu escritorio, tu camión, tu tienda… no son mundanos; son una plataforma. Los negocios son misión cuando los ves como territorio de Dios.
Negocio es Misión.
He conocido a hombres que se sentían atrapados en trabajos «seculares» -vendedores, mecánicos, profesores- hasta que se dieron cuenta de que Dios los había plantado allí. Un soldador empezó a rezar por sus proyectos. Su trabajo mejoró, su equipo se dio cuenta y surgieron conversaciones sobre la fe. Ese es el propósito: no predicar desde un púlpito, sino vivir a Cristo en la rutina.
Reencuadrar tu carrera
Entonces, ¿cómo encuentras ese propósito? Empieza con la perspectiva. Proverbios 16:3 dice «Encomienda tu trabajo al Señor, y tus planes se consolidarán». Deja de ver tu trabajo como una carga y empieza a verlo como una vocación. He aquí cómo:
1. Trabaja para Dios, no para el hombre
Pablo es claro: «Servís al Señor Cristo» (Colosenses 3:24). Puede que tu jefe firme los cheques, pero Dios es tu verdadero empleador. Una vez trabajé bajo las órdenes de un jefe tirano que me aplastaba el alma. Entonces cambié mi enfoque: cada tarea era para Dios. Mi actitud cambió, mi trabajo destacó y apareció el propósito. La excelencia le honra a Él. Aprendí a trabajar a través de un hombre, no sólo para un hombre.
2. Ver Impacto más allá de los ingresos
Tu carrera toca vidas. Un camarero alegra el día a un desconocido; un contratista construye casas para familias. Proverbios 22:29 dice, «¿Ves a un hombre hábil en su trabajo? Estará delante de los reyes». La habilidad no es sólo beneficio: es influencia. Utiliza tu impulso empresarial para bendecir, no sólo para ganar.
3. Administra tus dones
Dios te cableó de forma única. 1 Pedro 4:10 exhorta, «Cada uno según el don que haya recibido, úselo para servir a los demás». Tu destreza con los números, tus agallas en las ventas… no son fruto del azar. He visto a hombres descubrir su propósito cuando dejaron de perseguir «trabajos de ensueño» y empezaron a administrar lo que Dios les había dado ahora mismo.
4. Reza durante el proceso
Santiago 1:5 promete, «Si a alguno de vosotros le falta sabiduría, que se la pida a Dios, que da generosamente». Invita a Dios a tu carrera. Empecé a rezar sobre mi trabajo: decisiones, frustraciones, victorias. Llegó la claridad. El propósito no es un sentimiento; es una asociación con Aquel que te llamó.
5. La mentira de «lo sagrado frente a lo secular»
El enemigo quiere hacerte creer que el trabajo es una maldición, no una vocación. Génesis 3 relacionó el trabajo con la fatiga, pero Cristo lo redimió. Apocalipsis 21-22 muestra una tierra nueva donde crearemos y gobernaremos con Él: el trabajo es eterno, no temporal. Tu carrera actual es un calentamiento para eso. Un amigo mío, paisajista, me dijo una vez: «No me limito a cortar el césped: doy forma a la tierra de Dios». Ésa es la mentalidad de un hombre que lo entiende.
Vivir la Alta Vocación
El propósito no se encuentra en un nuevo trabajo: se forja en el lugar en el que te encuentras. Por ejemplo, David: un pastorcillo que cuidaba ovejas, sin ser visto, hasta que Dios le llamó a la realeza (1 Samuel 16:11-13). Su trabajo «secular» le preparó para un propósito sagrado. Tu carrera es lo mismo: un campo de entrenamiento para la misión de Dios. Apóyate en ella con tu impulso emprendedor. Construye algo -un negocio, un equipo, un legado- que resuene en la eternidad.
He visto a hombres transformarse cuando comprenden esto. Un vendedor del que fui mentor dejó de perseguir comisiones y empezó a servir a los clientes con integridad. Sus ventas se dispararon, pero lo que es más importante, lo hizo su alma. El negocio se convirtió en su misión. Los tuyos también pueden.
Paso a la acción: Acepta el reto de los 45 días
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Neil Kennedy es el fundador de FivestarMan, que inspira a los hombres a vivir audazmente para Cristo.