Reza como un hijo

«Os aseguro que si no os apartáis de vuestros pecados y os hacéis como niños, no entraréis en el Reino de los Cielos. Así que cualquiera que se haga tan humilde como este niño es el mayor en el reino de los cielos.» -Jesús

Quería titular esta enseñanza Ora como un hombre. Sin embargo, cuando empecé a estudiar, meditar y preguntar al Espíritu Santo qué escribir y transmitir sobre la oración, sentí con fuerza que debía fijarme en el modelo de cómo oraba Jesús.

Jesús oró como nadie lo había hecho antes. Jesús se acercó a Dios, el Santo de Israel diciendo: «Padre…».

Se trata de un cambio radical en el concepto de oración. Tanto es así que los fariseos acusaron a Jesús de blasfemia por llamar Padre a YHWH. Al sustituir el tetragrámaton por el apelativo honorífico pero muy personal de Padre, Jesús estaba subrayando su propia identidad y relación con Dios.

Otra razón por la que dudé en titular esta enseñanza, Reza como un hijo, fue porque conozco a los hombres. Los hombres no quieren ser infantiles. La idea de volver a ser un niño nos parece tonta en el mejor de los casos, y más probablemente, repulsiva. Por eso, sugerir que nos identifiquemos en la humilde posición de un niño es difícil de vender en una cultura de «Man Up».

Porque sois sus hijos, Dios envió a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el Espíritu que clama: «Abba, Padre». – Gálatas 4:6

Esta enseñanza pretende ayudarte a posicionarte en la identidad de la filiación para que puedas orar a tu Padre y ser escuchado. Al concluir esta enseñanza, mi esperanza es que cambies radicalmente tu posición para ascender a la filiación y orar como un hijo.